domingo, 17 de febrero de 2013

Cascada de Guanga


Poco después de salir de Trubia en dirección a Proaza nos encontramos el pueblo de San Andrés. Justo a la entrada del pueblo una carreterita a la derecha nos indica Castañedo del Monte, entramos por esta carretera y junto al lavadero y el riachuelo que desciende encajonado dejamos el coche.




Unos 100 m después tomamos por un camino a la derecha que sale entre una casa  y una finca vallada. Parece que no hay paso por detrás de la casa, pero un estrecho sendero que empieza a ganar altura con mucha rapidez. 




Nos adentramos en un bosque de castaños en el que observamos árboles jóvenes entremezclados con algún ejemplar de gran porte.
El camino, en continuo ascenso nos sitúa en un primer collado, donde aprovechamos para recuperar la respiración antes de enfrentarnos a otra fuerte subida que nos sitúa en un segundo collado donde vemos unas pequeñas cabañas. Ahora tomamos el sendero que continúa subiendo a la izquierda, dejando otro que llanea hacia la derecha.


Nuestro camino continua siguiendo los muros de piedra y poco después sale del bosque, permitiéndonos divisar en el fondo el valle del Trubia.
 El camino continúa bordeando por la izquierda la peña el Castiello y entra nuevamente en el bosque antes de llegar al collado del Castiello, situado detrás de la peña.





Allí encontramos las primeras marcas de la Ruta del Oso.







Nos encontramos varios caminos y debemos tomar el que prácticamente sale a nuestra izquierda descendiendo un poco entre el bosque y que nos acercará hasta la cascada de Guanga y las ruinas de un molino que se encuentra en ese lugar.




Esta cascada Nos sorprendió por su altura serán más de 10 metros y la gran cantidad de agua que llevaba, bien es ierto que estos últimos días ha llovido mucho.
Regresamos al collado y continuamos nuestro camino por la izquierda llaneando un tramo para luego descender hacia el río. Nuestra intención es subir por la otra vertiente hacia el Picu Plantón. 


Cuando llegamos al río nos encontramos que lleva mucho agua y no hay un sitio apropiado para cruzarlo, así que damos la vuelta y ascendemos bordeando un prado para buscar otro camino.
Encontramos el que parece se dirige al caserío de Buanga pero, poco después, está totalmente cerrado y en las fincas vemos carteles que indican que no está permitido el paso. Nosotros, respetuosos con la propiedad ajena, aunque no entendemos que mal podríamos causar, damos media vuelta y tras intentar buscar otras alternativas optamos por regresar hacia San Andrés por el mismo camino.
Por lo que he leído posteriormente, existen más cascadas en el cauce de este río, aunque su acceso no es tan sencillo. Algún día habrá que regresar a la zona y tratar de localizar las otras cascadas.